¿Qué llevar al Camino de Santiago? Si estás pensando en vivir esta experiencia, seguro que te has hecho esta pregunta.
Aquí te dejamos algunos consejos que esperamos te sean útiles.
- Preparación: Es aconsejable entrenar para preparar el calzado y el cuerpo, con marchas progresivas y en dificultad y tiempo, por senderos. Más que caminar mucho, de lo que se trata es de acostumbrarse a caminar con el calzado que vayamos a utilizar y a empezar a disfrutar del camino en grupo. No conviene llegar nunca al límite de nuestras fuerzas. Evitar la exposición solar directa en la cabeza en prevención de insolación, golpe de calor, etc. Para evitar quemaduras solares o deshidratación por sudoración excesiva, es aconsejable evitar recorridos en las horas de máxima intensidad de luz solar (mediodía), y utilizar cremas de protección con filtros solares y cremas hidratantes, así como gafas solares con protección contra la radiación ultravioleta.
- Ropa y calzado: Debido a que el Camino se realiza, por lo general, en verano, el atuendo que se debe llevar cambia un poco respecto a otras estaciones. No obstante, hay que saber que es muy probable que algún día pueda llover, y que las temperaturas a primera hora de la mañana y por la noche, descienden bastante, como para tener que hacer uso de un forro polar o un jersey. Pero salvo días muy especiales, el tiempo y el paisaje son muy agradables e invitan a caminar con ropa ligera y cómoda.
Con respecto al calzado, el pie del peregrino descubre todo tipo de superficies: asfalto, hormigón, zahorra de pistas agrícolas, gravilla, suelos arcillosos, etc. Se necesita un calzado ni muy ligero ni muy pesado, flexible y que aporte buena estabilidad. Lo más recomendable es usar calzado de trekking, este nos sujetará correctamente el tobillo, aportándonos una mayor firmeza en la pisada, además de que cuenta con la suela perfecta para el tipo de terreno que nos vamos a encontrar durante nuestras caminatas. Zapatillas de trekking, blandas pero de suela dura. Las botas no son necesarias y si hace mucho calor puede hacer que nuestros pies se cuezan. No obstante, si tienes unas botas usadas y cómodas, quizás no sea necesario comprar otro calzado. Es fundamental el cuidado de los pies con el fin de prevenir las ampollas; para ello emplearemos calcetines de algodón, siempre limpios, secos y bien colocados para evitar rozaduras. Hay en el mercado calcetines sin costuras, especiales para la sudoración, antiampollas. Muy recomendable invertir en esta prenda para llevar al Camino de Santiago.
Las chanclas son imprescindibles para la ducha de los albergues, además de que ayudan a descansar y airear el pie después de los kilómetros recorridos a lo largo del día.
- Mochila: Es el caparazón del peregrino, la casa que lleva a cuestas. Cuanto más grande sea, más pesará en vacío y más la llenaremos. Una vez llena no debería superar el 10% del peso del caminante que la porte. Todo el peso que rebase esta cifra pasará factura en forma de sobrecargas o contracturas musculares. La funda impermeable es imprescindible para cubrirla en días de lluvia. Muchas ya la traen pero algunas no cumplen bien su función y calan rápido, así que a veces interesa comprar una aparte que sea más resistente.
A continuación, te dejamos los tamaños que hay de mochilas, medidos en litros de capacidad, para que puedas elegir cual es la más adecuada para llevar al Camino de Santiago:
- 35 L: Ideal para aquellos peregrinos que deseen ir con lo mínimo en su travesía por las rutas jacobeas, permite realizar la caminata de una forma mucho más ligera.
- 40 L: Sigue siendo pequeña pero esos 5 litros de más nos puede ofrecer la posibilidad de no tener que ir colgando con algunos utensilios como la anterior. Suele usarse en épocas calurosas.
- 45 L: La más intermedia de todas, quizás la más recomendable para épocas más intermedias como Otoño o Primavera, en las que existirá cierta incertidumbre sobre el tiempo que te puedas encontrar y querrás llevar ropa variada.
- 50 L: El uso de está, ya significaría que necesitamos llevar ropa de más porque el tiempo no acompaña por lo que se supone que es una mochila destinada a épocas invernales.
- 55-60 L: Las más grandes, sólo si decides realizar el Camino en pleno invierno y las condiciones no son las mejores.
Nuestra recomendación de cual llevar al Camino de Santiago, es que las mochilas deben estar entre 35 y 45 litros de capacidad como máximo. A poder ser, mochilas anatómicas, es decir, que se amolden a tu cuerpo y sean ligeras y adaptables (con posibilidad de regular su altura). Para comprobar si has hecho una buena elección prueba como te queda: coges la mochila ¿se mantiene rígida? Buena compra, ¿Se cae? Sigue buscando.
- Saco de dormir: El saco idóneo para llevar contigo durante toda tu travesía por el Camino, debe reunir una serie de requisitos:
- Tamaño: de entre 1,70 m y 1,95 m dependiendo de la estatura. Recuerda, cuanto más grande más peso en la mochila.
- Tipo de relleno: el más recomendado es el sintético o de fibra. En épocas invernales podríamos valorar los de pluma ya que ofrecen mayor protección pero sus cuidados son mayores.
- Ligero y compacto: debe amoldarse bien a la mochila y fácil de sujetar a ella.
- Impermeable: es muy probable que encuentre lluvia por lo que el saco de dormir siempre debe ser de material impermeable.
- Temperatura: vendrá indicado en la etiqueta del propio saco. El de temperatura confort es el más indicado.
- Cantimplora: Es recomendable llevar cantimplora o botella rígida de al menos 1 litro de capacidad, tampoco es necesario de mucho más, puesto que durante el Camino encontrarás fuentes donde rellenarlas, y llevar una de mayor capacidad sería aportar un peso innecesario a nuestro equipaje.
- Botiquín:
- Betadine
- Gasas
- Aguja e hilo: entre otros muchos usos, son importantes para tratar las ampollas que se puedan presentar a lo largo de las etapas recorridas.
- Esparadrapo
- Tiritas
- Tijeras
- Vaselina: aplicar una pequeña cantidad de vaselina en los pies antes de cada jornada ayudará a evitar la aparición de las temidas ampollas.
- Analgésicos: Aspirinas, Ibuprofeno, Paracetamol…
- Bastones: Son un fuerte punto de apoyo para los momentos de mayor cansancio. Si tienes pensado hacer muchos kilómetros diarios, te vendrá muy bien contar con una ayuda extra para reducir la fatiga. Te permiten sujetarte mejor en el momento de descender por cuestas y bajadas, y también te aportarán un impulso a mayores a la hora de subir cuestas de gran pendiente.
“El camino es más importante que aquello que te llevó a caminar.” Paulo Coelho